Jaime Duarte Mtz.
Director del Centro de Investigaciones sobre la Nueva Era (CISNE)
www.CISNE.org.mx
@CISNE_2012
En 1982, al finalizar el Primer Congreso de Iglesias Satánicas en Nueva York, los asistentes se comprometieron con esta consigna: "Es hora de sacar a Satanás a las calles".
A 32 años de este terrible llamamiento hoy observamos su preocupante cumplimiento en el mundo del espectáculo y de la diversión (como una de las estrategias más eficaces de difusión) a través de películas, caricaturas, música, literatura, cómics, videojuegos, estilos de vida, etc., dirigidos especialmente a la niñez y a la juventud.
Sus frutos saltan a la vista ante la aversión, de chicos y grandes, a lo santo, puro, bello, bueno y verdadero y su fascinación hacia lo oculto, grotesco, horrible y malévolo. El mal, así, ha ganado un enorme terreno. Los monstruos ya no espantan, las brujas tienen corazón, los villanos ahora son lindos o simpáticos, la destrucción es necesaria, la bondad es aburrida o idiota y la santidad "apesta".
Sea por miedo a perder afecto, por ignorancia o mera complacencia, los padres de familia le han abierto ellos mismos al Maligno las puertas de su casa y permitido -no pocas veces bajo un argumento soso o ingenuo- que la mente de sus hijos se contamine y su espíritu se enferme con el progresivo bombardeo de imágenes y palabras malditas. (El veneno no sólo es líquido). Y luego nos preguntamos por qué no me obedecen, por qué están deprimidos o por qué no van a Misa; síntomas evidentes de la ausencia de Dios en su vida.
En fin... frente a nuestras propias narices hemos tolerado que la violencia, el odio, la venganza, la muerte y la sangre -caras de la misma maldad- se vuelvan ya algo "normal" (yo diría más bien común) en los contenidos transmitidos por la TV, el cine, las revistas, los conciertos y, claro, la internet.
Y ya no hablemos del consumo de las drogas, del abuso del alcohol, de las relaciones prematrimoniales, de la perforación del cuerpo (piercing) o del bodyart (tatuajes) entre los chavos... otros tantos temas actuales -tácticas y estratagemas- que forman parte igualmente del propósito maligno: destruir y matar.
¿Le parecen exagerados mis comentarios? Entonces está usted en problemas, serios debo decir: No porque no sepa nada de Demonología, sino porque carece de formación religiosa y de sentido común. (Seguramente no ha estudiado su fe, no ha leído la Biblia ni hojeado el Catecismo ni tampoco "saboreado" espiritualmente de la Eucaristía).
Haga la prueba: Pregunte a los niños o adolescentes su opinión sobre la más reciente película de Disney, "Maléfica", y entenderá lo que le digo. Y si usted mismo(a) no advierte la gravedad de su mensaje es porque quizá también ha sucumbido al perverso engaño de Satanás: hacernos creer que no existe y, si existiera, no es tan malo como lo pintan.
Sí, el Enemigo (con "E" mayúscula) ha avanzado con impresionante rapidez al conquistar la cultura occidental, de manera inteligente y descarada, por nuestra neofitez, cobardía y candidez. ¿Qué haces católico para evitarlo?
Estamos "fritos": Ahora el mal es "bueno" y... "hermoso".
"... Satanás se disfraza de ángel de luz". (2 Corintios 11, 14).
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